La muerte del Spectrum
Publicado: Lun Jul 26, 2010 1:03 pm
Originalmente: "The death of the Spectrum", un post publicado WOS que me ha parecido muy interesante (aunque se podrá estar a favor o en contra de las tesis expuestas), así que me he permitido traducirlo. Mis disculpas si he interpretado mal alguna frase del original inglés. Los que dominéis el idioma supongo que es mejor que leáis la versión original
Dice así:
Estaba reflexionando el otro día sobre la vida y la importancia de las aficiones que cultivamos durante nuestra infancia.
Para muchos, es el futbol o competiciones deportivas, para otros el gusto por los libros o el cine. A los niños les encantan los juegos y cuando éstos son rudimentarios, se dejan de lado al llegar a la madurez. No hay muchos adultos que juguen con el lego o hagan dibujos de dragones con el Telesketch.
Como (supongo que muchos españoles) a (muchos) niños de los 80s, me regalaron el juguete más sensacional de todos los tiempos: un ordenador. Un dispositivo que te deja construir cosas o incluso adentrarte en la imaginación de otra persona. Era nuestro espacio privado que tan natural resulta a los adultos. Los gráficos eran mayormente rudos, pero eso no nos importaba. Unos cuantos rayajos bastaban para imaginar escenarios presentados en color, casi siempre saliéndose groseramente de la cuadrícula de 8x8.
Bien, hay que avanzar. El ordenador era nuestro juguete, era el no-va-más de los juguetes, pero a diferencia de los coches de jueguetes, los legos, las figuras de acción y demás, nunca se quedó atrás. Se hizo más grande, se hizo más rápido y llegó a ser crucial. Recordamos constantemente cada vez que interactuamos con alguno de ellos hoy día cómo lo hacíamos en el pasado. Recordamos no sólamente el hecho, sino también cómo nos hacía sentir. Somos capaces de asociar videojuegos con momentos específicos de nuestras vidas y casi podemos sentir la emoción desde ese pasado lejano.
Así que: nos encanta el Spectrum. Lo queremos, y como adultos no necesitamos dejarlo aparte. Si me pillan en la oficina con una figura de acción seguramente atraeré las miradas de todos, pero si me presento en la oficina con un emulador en mi móvil, no hay problema.
Pero, estas son cosas de niños, son artefactos pertenecientes a épocas más simples, y hoy día, no necesitamos renunciar a ellas. Así que celebramos junto con otros como nosotros que estamos atrapados en el pasado. Entrando en sitios como este a celebrarlo y compartir experiencias... pero la infancia debe terminar, para bien o para mal.
La era del Spectrum terminó hace alrededor de 20 años. Aquellos de nosotros que estuvimos en esa era llevamos nuestra infancia con nosotros, a través de nuestra madurez y el Spectrum vive en nuestras memorias, reforzado por sitios como éste, pero no hay nueva sangre que lo perpetúe. No hay nuevos adeptos que sepamos.
Tengo ahora 34 años, no tengo hijos. Mis pensamientos a veces se vuelven hacia la infancia que un día mis hijos-adultos se llevarán con ellos a la madurez. Tendrán mucho donde elegir, pero a diferencia de lo que hicimos nosotros en el pasado, la mayor parte de las veces elegirán del menú del presente, y pocas veces se interesarán en artefactos del pasado.
Por supuesto me tienta la idea de mostrarles videojuegos clásicos, pero a decir verdad, sin el espectáculo de luz y sonido, los juegos del pasado raramente atraerán a los niños de hoy. El sistema enfarragoso de inventario de Dizzy y la isla del Tesoro, o la imposibilidad de grabar partidas seguramente frustrarán a cualquier que no esté acostumbrado a juegos de este tipo.
Además, me tengo que preguntar sobre lo apropiado del adoctrinamiento por el videojuego. Un tema para otra ocasión.
Asi que, inevitablemente, la era del Spectrum termina con nosotros.
Esta página web será un día una cápsula del tiempo de experiencias tempranas en computación, sin ningún superviviente de la época. Cualquier nueva versión del Manic Miner será en el contexto de un videojuego futurista "X". Operation Wolf en el contexto de un juego FPS de inmersión completa.
El ZX Spectrum no es una persona. No necesita que lo quieran. No siente dolor si le pisan. Es simplemente un amasijo de hardware obsoleto y software, fuera de lugar en el mundo moderno. Aun así los queremos por lo que representa y por la comunidad que se creó en torno a él. Lo queremos por el software que nos retrotrae vivos momentos de tensión y emoción. Lo queremos porque no hay nada de nuestra infancia que reviva nuestras experiencias tan vivamente como él.
Los juegos de Spectrum morirán para todos excepto para los guardianes del archivo (de WOS). Las infancias que llevamos con nosotros no sobrevivirán excepto en forma autobiográfica. El Spectrum tiene otros 40 o 50 años de vida, y entonces se desvanecerá, a medida que cada uno de nosotros nos desvanezcamos.
Los documentales y el archivo son de vital importancia para futuros historiadores y nuestras discursiones aquí serán parte permanente del archivo. Esto es más que una comunidad, es un museo vivo. Un monumento a la infancia bien aprovechada y al amor que rodeó a nuestra afición.
Dice así:
Estaba reflexionando el otro día sobre la vida y la importancia de las aficiones que cultivamos durante nuestra infancia.
Para muchos, es el futbol o competiciones deportivas, para otros el gusto por los libros o el cine. A los niños les encantan los juegos y cuando éstos son rudimentarios, se dejan de lado al llegar a la madurez. No hay muchos adultos que juguen con el lego o hagan dibujos de dragones con el Telesketch.
Como (supongo que muchos españoles) a (muchos) niños de los 80s, me regalaron el juguete más sensacional de todos los tiempos: un ordenador. Un dispositivo que te deja construir cosas o incluso adentrarte en la imaginación de otra persona. Era nuestro espacio privado que tan natural resulta a los adultos. Los gráficos eran mayormente rudos, pero eso no nos importaba. Unos cuantos rayajos bastaban para imaginar escenarios presentados en color, casi siempre saliéndose groseramente de la cuadrícula de 8x8.
Bien, hay que avanzar. El ordenador era nuestro juguete, era el no-va-más de los juguetes, pero a diferencia de los coches de jueguetes, los legos, las figuras de acción y demás, nunca se quedó atrás. Se hizo más grande, se hizo más rápido y llegó a ser crucial. Recordamos constantemente cada vez que interactuamos con alguno de ellos hoy día cómo lo hacíamos en el pasado. Recordamos no sólamente el hecho, sino también cómo nos hacía sentir. Somos capaces de asociar videojuegos con momentos específicos de nuestras vidas y casi podemos sentir la emoción desde ese pasado lejano.
Así que: nos encanta el Spectrum. Lo queremos, y como adultos no necesitamos dejarlo aparte. Si me pillan en la oficina con una figura de acción seguramente atraeré las miradas de todos, pero si me presento en la oficina con un emulador en mi móvil, no hay problema.
Pero, estas son cosas de niños, son artefactos pertenecientes a épocas más simples, y hoy día, no necesitamos renunciar a ellas. Así que celebramos junto con otros como nosotros que estamos atrapados en el pasado. Entrando en sitios como este a celebrarlo y compartir experiencias... pero la infancia debe terminar, para bien o para mal.
La era del Spectrum terminó hace alrededor de 20 años. Aquellos de nosotros que estuvimos en esa era llevamos nuestra infancia con nosotros, a través de nuestra madurez y el Spectrum vive en nuestras memorias, reforzado por sitios como éste, pero no hay nueva sangre que lo perpetúe. No hay nuevos adeptos que sepamos.
Tengo ahora 34 años, no tengo hijos. Mis pensamientos a veces se vuelven hacia la infancia que un día mis hijos-adultos se llevarán con ellos a la madurez. Tendrán mucho donde elegir, pero a diferencia de lo que hicimos nosotros en el pasado, la mayor parte de las veces elegirán del menú del presente, y pocas veces se interesarán en artefactos del pasado.
Por supuesto me tienta la idea de mostrarles videojuegos clásicos, pero a decir verdad, sin el espectáculo de luz y sonido, los juegos del pasado raramente atraerán a los niños de hoy. El sistema enfarragoso de inventario de Dizzy y la isla del Tesoro, o la imposibilidad de grabar partidas seguramente frustrarán a cualquier que no esté acostumbrado a juegos de este tipo.
Además, me tengo que preguntar sobre lo apropiado del adoctrinamiento por el videojuego. Un tema para otra ocasión.
Asi que, inevitablemente, la era del Spectrum termina con nosotros.
Esta página web será un día una cápsula del tiempo de experiencias tempranas en computación, sin ningún superviviente de la época. Cualquier nueva versión del Manic Miner será en el contexto de un videojuego futurista "X". Operation Wolf en el contexto de un juego FPS de inmersión completa.
El ZX Spectrum no es una persona. No necesita que lo quieran. No siente dolor si le pisan. Es simplemente un amasijo de hardware obsoleto y software, fuera de lugar en el mundo moderno. Aun así los queremos por lo que representa y por la comunidad que se creó en torno a él. Lo queremos por el software que nos retrotrae vivos momentos de tensión y emoción. Lo queremos porque no hay nada de nuestra infancia que reviva nuestras experiencias tan vivamente como él.
Los juegos de Spectrum morirán para todos excepto para los guardianes del archivo (de WOS). Las infancias que llevamos con nosotros no sobrevivirán excepto en forma autobiográfica. El Spectrum tiene otros 40 o 50 años de vida, y entonces se desvanecerá, a medida que cada uno de nosotros nos desvanezcamos.
Los documentales y el archivo son de vital importancia para futuros historiadores y nuestras discursiones aquí serán parte permanente del archivo. Esto es más que una comunidad, es un museo vivo. Un monumento a la infancia bien aprovechada y al amor que rodeó a nuestra afición.